dimecres, de març 08, 2006

AIXÍ PER RIURE: "MEMORIAS DE UN FEO"

Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo
a mi padre "Hicimos lo que pudimos... pero nació
vivo".

Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o con la placenta.
Como era prematuro me
metieron en una incubadora... con vidrios
polarizados.

Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que
sólo me quería como amigo.
Así que en vez de
darme el pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haberme quedado petiso, tan petiso que en
lugar de ser enano, soy profundo.

Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le
preguntaban: "Señora, a su hijo ¿lo parió o lotejió?"

Mi padre llevaba en su billetera la foto del niño que
venía cuando la compró.

Pronto me di cuenta que mis padres me odiaban,
pues mis juguetes para la bañera eran un radio y un tostador
eléctrico.

Una vez me perdí. Le pregunte al policía si creía que
íbamos a encontrar a mis padres.
Me contesto: "No lo sé; hay un montón de
lugares donde se pudieron haber escondido".

Y para colmo era muy flaco,
tan flaco que un día metí los dedos en el
enchufe y la electricidad erró la patada.
Era realmente flaco: para hacer sombra tenía que
pasar dos veces por el mismo lugar.
Pero mi problema no era ser tan flaco sino ser
FEO.

Mis padres tenían que atarme
un trozo de carne al cuello para que el perro
jugara conmigo.

Sí, amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me
atropelló un auto y quedé mejor.

Cuando me secuestraron, los
secuestradores mandaron un dedo mío a mis
padres para pedir recompensa.
Mi madre les contestó que quería mas pruebas.

Tuve que trabajar desde chico.
Trabajé en una veterinaria y la gente no
paraba de preguntarme cuánto costaba yo.

Un día llamó una chica a mi casa diciéndome: "Ven
a mi casa que no hay nadie".
Cuando llegué no había nadie.

A mi mujer le gusta mucho hablar conmigo después del
sexo. El otro día me llamó a casa desde un
hotel.

El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije
que quería escuchar una segunda opinión.
"De acuerdo, además de loco es usted muy feo",
me dijo.

Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde la
terraza de un edificio de 50 pisos, mandaron a
un cura a darme unas palabras de aliento. Sólo dijo:
"En sus marcas, listos..."

El último deseo de mi padre antes de morir era
que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la
silla eléctrica...

Reflexión:
Si el mundo te da la espalda, tocale el CULO.